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El Hombre Simbiótico.

Joël de Rosnay

 

 

“la simbionomia lleva a un enfoque unificado de las organizaciones y del tiempo que desemboca en la acción humana, individual y colectiva. Natural y artificial”

(de Rosnay J. 1996)

 

El cibionte es la metáfora usada para referirse a un hombre que coevoluciona con su entorno biológico la ecosfera, informacional la infosfera y tecnológico la tecnosfera, primando en este su relación cibernética con factores naturales, culturales y tecnológicos respectivamente; relación que consolida a través del uso de prótesis tecnológicas (tema tratado por autores como Mc Luhan y Scolari) que extienden sus capacidades, limitadas por su composición biológica.

Rosnay ve al cibionte desde su postura evolutiva como una construcción histórica determinada por tres fases identificadas con hitos que marcaron una ruptura temporal en la línea evolutiva, la primera es la relación del hombre con la energía que corresponde a la revolución industrial, luego está el descubrimiento de la biología molecular con lectura del código genético (ADN) y por último la era de la información relacionada con el auge de las nuevas tecnologías; por medio de esta transición evolutiva nos hemos transformado en híbridos, mitad biológicos y mitad tecnológicos (artificialidad de la maquina).

Dependemos de estas prótesis artificiales tanto para suplir necesidades que no nos fueron dadas naturalmente (implantes, wearables, etc.) como para estar conectados a una interfaz virtual (neurotransmisores, computación molecular, etc.), a la cual accedemos por medio de la herramienta designada como macroscopio (maquinas computacionales) que nos permite entender o visualizar lo complejo   dándonos  libre acceso a la información almacenada en esta, consignando, compartiendo e intercambiando también conocimientos para generar nueva información que seguirá deviniendo en conocimiento a través de la cooperación entre individuos. 

Somos seres complejos que devenimos aún más complejos, no somos siquiera capaces de entender nuestro modo de operar, simplemente hemos inventado métodos y máquinas para explicar los sucesos que nos rodean, para entender de manera limitada la complejidad del mundo que nos rodea; el desarrollo tecnológico de los últimos años nos ha llevado cada vez más a esta posibilidad de comprensión, que nos permitirá lograr un equilibrio evolutivo en pro de la vida, dejando atrás los factores y actitudes que atentan contra esta. Este es el entendimiento del cibionte un ser biológico y tecnológico que a partir del trabajo en cooperación, el intercambio de información, el desarrollo de conocimiento y la innovación genera nuevos modos de habitar que promueven la vida, pero ( critica al autor ) ¿es posible llevar a este ser de la metáfora a la realidad teniendo en cuenta que los valores que priman en la sociedad actual son anti bioéticos y atentan contra la vida, pues son promovidos por la competencia y la jerarquía de poderes, la ley del más fuerte?

 

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EL HOMBRE SIMBIÓTICO

 

“Gobernancia y subsunción son las claves de esta nueva alianza simbiótica. Analítica, sistémica y caótica se unen en una interpretación racional y sensible del mundo”

(de Rosnay J. 1996)

 

Somos seres que actúan en busca de un bien propio sin importar el costo de nuestras acciones, somos ególatras por naturaleza, le hemos dado siempre mayor relevancia a la competencia como un modo de avance en lugar de abrir campo al trabajo en equipo como medio de cambio. Somos ego ciudadanos de una sociedad que para entendernos como tal nos permite ejercer actos de ciudadanía a partir de la democracia, un sistema con falencias que pretende establecer normas de convivencia en comunidad poco relevantes que no generan una verdadera concepción de cooperación para permitir el desarrollo; por este motivo se propone la biodemocracia, fundamentada en el cumplimiento de principios y acuerdos bioéticos que promuevan  la vida, transformándonos así de egociudadanos a ecociudadanos (eco del griego oikos que significa casa) que promuevan la ecosofía, el saber de la casa.

Las ciudades son un constructo de sus habitantes que al devenir ecociudadanos habitaran nuevos hábitats que pueden bien ser ecociudades o espacios totalmente nuevos, ejerciendo su participación ciudadana por medio de las tecnologías de comunicación, redes en las cuales son generadas colectividades para crear innovaciones sociales; la idea de gobierno como un poder jerarquizado que toma decisiones desde una centralidad desaparece para dar espacio a la concepción de gobernancia, la cual se fundamenta en la cogestión que funciona en red, siendo esta cooperativa adaptativa.

Así como la gestión cambia en pro de la sociedad también tiene que hacerlo su economía, la cual debe remplazar el sistema jerarquizado concebido antiguamente por una nueva red adaptable, fractal, móvil y ligera, este será adaptable por no tener un tipo de comercio fijo puede variar según la tendencia y necesidades sociales y será fractal en cuanto pueda dividirse en diferentes entidades que compartan el poder y se apoyen entre ellas sin permitirles entrar en decadencia, en lugar de centralizarle en una única entidad de mayor poder que al quebrar pone al sistema en decadencia; esta nueva clase de economía será caótica, no tendrá un movimiento lineal ni estrecho.

El habitante se ha vuelto ecohabitante para impulsar el avance a partir de su subsunción como componente de un conjunto mayor el cual se rige de interacciones cooperativas que abren paso a la adaptación y el cambio, sus sistemas funcionan de manera compleja, entienden tanto el orden como el desorden y la interacción entre los dos es lo que les permite coevolucionar, pero ¿hasta qué grado es permitido el caos para que el sistema no colapse?, o más bien ¿debe ser el caos en cierta medida controlado para generar un funcionamiento apropiado del sistema?

 

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EL HOMBRE SIMBIÓTICO

 

“el papel de los valores humanos, morales, espirituales es fundamental, y el hombre simbiótico nace del respeto de los valores compartidos”

(de Rosnay J. 1996)

 

Para lograr el funcionamiento de los mecanismos de simbiosis entre el hombre y las sociedades en las que vive son necesarios valores de carácter complementario y acción en red de las variedades, solidaridad, reflexión, frugalidad y moderación son parte de las cualidades esenciales; La frugalidad por ejemplo es necesaria para construir futuro en el mundo de superabundancia y de penuria Al igual que la dietética alimentaria ayuda equilibrar su vida, las sociedades industrializadas inventar una dietética de la información para evitar la contaminación informativa.

Se deben generar conjuntos de leyes que permitan la gobernancia de una sociedad capaz de cambiar promoviendo los valores enfocados en la vida, es este sentido surgen como pilares constructores, la Bionomía que es la gestión de la vida personal, pero también la de la vida colectiva del organismo social en el que somos las células de las cuales depende, la simbionomia siendo la aplicación de estos principios a la complejidad evolutiva que conduce a la emergencia del cibionte y el cerebro planetario.

Para dar paso a una cultura de la complejidad debe existir una simbiosis entre los valores masculinos y los valores femeninos, La mujer tiene valores ecoéticos (gestión de la casa, transmisión de vida y conocimiento) a diferencia del hombre que se enfoca en la adquisición de poder a partir de la competencia; para que el individuo pueda transformarse en hombre simbiótico sus valores deben estar fundamentados en la complementariedad de los valores ecoéticos y competitivos, respetando la cooperación entre los diferentes individuos.

La cultura es la capacidad de integrar elementos separados en una coherencia que se puede aplicar y relacionar con la vida a partir de acciones que le devuelven su sentido , para promoverla se debe haber un intercambio de valores humanos, morales y espirituales que primen sobre los económicos, incentivando la solidaridad, justicia y paz e ir complejizando nuestra cultura en aras del avance, aunque ¿cómo se hace posible que el hombre abandone su interés en los valores económicos para remplazarlos en pro de labores sociales de cooperación y transmutarse en hombre simbiótico? 

 

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EL HOMBRE SIMBIÓTICO

 

“Las herramientas de la cultura ya no serán exclusivamente los libros, los medios de comunicación, los espectáculos, sino las prótesis de nuestro cerebro (ordenadores, herramientas de comunicación), las redes y las memorias colectivas electrónicas, abrirán camino a una cultura fractal e hipertextual”

(de Rosnay J. 1996)

 

La vida se rige por principios, ya sean morales (religiosos) o éticos (naturales) pero en estos solo se compromete al hombre por lo tanto son antropocentristas y deberían ser remplazados por valores bioéticos; otorgamos a las normas valores éticos, pensados en paradigmas políticos y económicos, debe haber un replanteo de estas para que sean pensadas en términos de sociedad he información promoviendo un paradigma cultural en el cual el hombre se relacionara con el macro organismo social en el que habita.

Este marco cultural complejo será fractal porque cada organismo representara un dividuo necesario  para su totalidad e hipertextual por que todos los dividuos y su conocimiento estarán conectados en variedad de relaciones multigraduales. El conocimiento ha venido fragmentado en diferentes campos sin relación alguna, pero para cambiar social y culturalmente debemos entrecruzarlos, relacionarlos he hibridarlos respetando su diversidad y particularidades  para generar nuevos conocimientos e información, traducidos en el surgimiento de campos innovadores que nos permiten entender en mayor medida la complejidad.

Del cruce entre el campo científico y técnico se dio el surgimiento de nuevos campos que permiten la oportunidad  de generar bases para una nueva cultura simbiótica, estos campos se sustentan en la innovación que surge de hibridar los organismos naturales con organismos artificiales tecnológicos ampliando las posibilidades de entendimiento de los nuevos híbridos biotecnológicos, que intercambian información y conocimiento que a su vez sigue deviniendo en nuevos campos surgidos de la combinación de diferentes redes neuronales interconectadas natural o artificialmente, dando pie a una nueva naturaleza de la civilización.

La nueva civilización emergente depende de que el individuo empieza a participar a través de las redes para generar innovación social partiendo de los medios de comunicación, que mezclan ideas y conceptos de fácil acceso para generar una nueva revolución cultural, que permita entender el entorno material e inmaterial en el que se encuentra (el individuo) con la generación de conocimiento, el cual puede construirse, integrarse así como reconstruirse, reintegrarse y relativizarse en dinámicas progresivas de sucesiones interactuantes no lineales que se doblan y desdoblan sobre sí.

El cibionte es el ser integral capaz de entender la complejidad de estas interacciones pero para poder lograr nuestra transmutación a este primero debemos devenir en hombres simbióticos a partir del replanteo de los valores primordiales en beneficio de la vida, aunque ¿de qué manera se podría incentivar este cambio si en la sociedad actual siguen primando los valores del hombre que atentan contra la vida y no permiten la generación de un sistema cooperativo?

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